Se busca:
- Obtener una descripción del comportamiento en el que se va a intervenir. (conducta problema).
- Identificar las posibles variables ambientales que influyen en el comportamiento problema.
- Seleccionar una adecuada estrategia de tratamiento (aplicación de los tipos de contingencias de reforzamiento adecuadas)
- Evaluar los resultados de la intervención o tratamiento
Este tipo de evaluación es el "Análisis funcional de la
conducta", que se refiere a cualquier demostración empírica de
causa-efecto, aislando e identificando las causas a través de la
experimentación del comportamiento problemático y posterior eliminación o
bloqueo de las mismas.
La conducta no es una "acción aislada" sino como una
"interacción o conexión" entre un Organismo y su Entorno. Podemos
considerar que este campo de interacción está formado por dos coordenadas
básicas (Organismo y Entorno) con dos tipos de variables (Funcionales y
Disposicionales) que dan lugar a cuatro cuadrantes de variables diferentes
Para analizar
completamente la conducta problemática se ha uso del Análisis Funcional de la
conducta (AF), que permite establecer las relaciones funcionales o secuencias
que caracterizan una conducta, analizando los antecedentes y consecuentes que
explican que la conducta se dé y se mantenga en el tiempo. El AF nos permite
conocer exactamente qué ocurre (cuál es la conducta problemática: qué piensa,
dice, hace, siente, o cómo reacciona la persona), en qué circunstancias
contextuales (ante que estímulos o personas se da la conducta) ocurre la
conducta y qué efectos o consecuencias tiene en el medio (que hacen los otros,
qué beneficios o pérdidas reporta a la persona, cómo se siente después…). Para
que el análisis del problema que trae a la persona a consulta sea realmente
global y completo, es necesario estudiar una serie de Variables
Disposicionales, que nos ayudan a comprender que el problema haya aparecido y
se mantenga en el tiempo.
Las Variables
Disposicionales se refieren a condiciones relativamente estables en la persona
o en el ambiente que pueden precipitar un problema o hacer a la persona más
vulnerable a caer en determinados comportamientos problema.
La aparición de un
problema psicológico pone de manifiesto que:
1) La persona carece
de las habilidades de afrontamiento adecuadas,
2) que las demandas
del medio exceden esas habilidades o bien,
3) que el uso que se
está haciendo de las mismas es inadecuado para esa situación o problema
concreto.
El AF pretende
esclarecer cuáles son las secuencias en que se da una conducta problemática y
qué procesos de aprendizaje anteceden a la misma (las leyes de aprendizaje
implicadas). En cada caso las respuestas que emite la persona (lo que hace, lo
que piensa, cómo reacciona y cómo se siente física y emocionalmente) y que le
generan malestar pueden variar, así como también varían los estímulos, personas
o situaciones que generan esas respuestas o reacciones y las consecuencias que
se derivan de todas esas respuestas. Este conjunto de estímulos antecedentes
(A) - respuesta (R) - estímulos consecuentes (C) (Secuencias A-R-C) es lo que
hará de cada caso único y lo que justifica intervenciones únicas y adaptadas a
cada caso.
Para comprender el
problema en su totalidad y diseñar una intervención verdaderamente adaptada al
problema concreto hay que recurrir al AF y desgranar la conducta en sus
elementos constituyentes (Antecedentes, Respuesta, Consecuentes):
Los Antecedentes son
estímulos que desencadenan una respuesta de manera automática porque hemos
asociado el estímulo a esa respuesta o bien porque hemos aprendido que si ante
ciertos estímulos realizamos ciertas acciones, obtendremos ciertas consecuencias.
Las consecuencias pueden ser positivas (Refuerzos) o negativas (Castigos) y en
función de ello, optaremos por repetir la conducta (si esta se ve reforzada) o
no repetirla (si sabemos que ésta ha sido castigada y aprendemos que podrá
volver a serlo en el futuro).
Los Consecuentes de
una conducta son, como la palabra indica, las consecuencias que se derivan de
la emisión de la misma, y como acabamos de ser, pueden ser positivas
(refuerzos) o negativas (castigos). Si una conducta se ve reforzada tenderá a
repetirse y si se ve castigada, tenderá a extinguirse.
Del mismo modo que en
el lenguaje, cada elemento cumple una función determinada en la construcción
gramatical de la oración y ese papel viene precisamente determinado por las
normas o leyes gramaticales, cuando se trata de la conducta, cualquier acción,
pensamiento, emoción o reacción fisiológica, así como sus antecedentes y
consecuentes, cumplen una función dentro de la secuencia de conducta y ese
papel dependerá de los procesos de aprendizaje subyacentes a cada una de las
conductas analizadas. Cuando hay un problema psicológico (problema
comportamental), éste puede y debe ser analizado en las secuencias que lo componen.
El psicólogo debe analizar todo esto para comprender ese estado de ánimo y
poner medios para modificarlo. Para modificar conductas disfuncionales e
instaurar conductas funcionales el psicólogo se sirve de las Técnicas de
Modificación de Conducta, que están basadas en las mismas Leyes de Aprendizaje
que subyacen a las secuencias. Estas técnicas han sido avaladas empíricamente a
través de investigación de laboratorio y la decisión de aplicar unas técnicas u
otras dependerá precisamente del Análisis Funcional del problema, es decir, de
cuáles sean los antecedentes, las respuestas y los consecuentes concretos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario