lunes, 26 de noviembre de 2012

Análisis Funcional de la Conducta


Se busca:
  •         Obtener una descripción del comportamiento en el que se va a intervenir. (conducta problema).
  •         Identificar las posibles variables ambientales que influyen en el comportamiento problema.
  •      Seleccionar una adecuada estrategia de tratamiento (aplicación de los tipos de contingencias de reforzamiento adecuadas)
  •         Evaluar los resultados de la intervención o tratamiento


Este tipo de evaluación es el "Análisis funcional de la conducta",  que se refiere a cualquier demostración empírica de causa-efecto, aislando e identificando las causas a través de la experimentación del comportamiento problemático y posterior eliminación o bloqueo de las mismas.
La conducta no es una "acción aislada" sino como una "interacción o conexión" entre un Organismo y su Entorno. Podemos considerar que este campo de interacción está formado por dos coordenadas básicas (Organismo y Entorno) con dos tipos de variables (Funcionales y Disposicionales) que dan lugar a cuatro cuadrantes de variables diferentes



Para analizar completamente la conducta problemática se ha uso del Análisis Funcional de la conducta (AF), que permite establecer las relaciones funcionales o secuencias que caracterizan una conducta, analizando los antecedentes y consecuentes que explican que la conducta se dé y se mantenga en el tiempo. El AF nos permite conocer exactamente qué ocurre (cuál es la conducta problemática: qué piensa, dice, hace, siente, o cómo reacciona la persona), en qué circunstancias contextuales (ante que estímulos o personas se da la conducta) ocurre la conducta y qué efectos o consecuencias tiene en el medio (que hacen los otros, qué beneficios o pérdidas reporta a la persona, cómo se siente después…). Para que el análisis del problema que trae a la persona a consulta sea realmente global y completo, es necesario estudiar una serie de Variables Disposicionales, que nos ayudan a comprender que el problema haya aparecido y se mantenga en el tiempo.
Las Variables Disposicionales se refieren a condiciones relativamente estables en la persona o en el ambiente que pueden precipitar un problema o hacer a la persona más vulnerable a caer en determinados comportamientos problema.

La aparición de un problema psicológico pone de manifiesto que:

1) La persona carece de las habilidades de afrontamiento adecuadas,
2) que las demandas del medio exceden esas habilidades o bien,
3) que el uso que se está haciendo de las mismas es inadecuado para esa situación o problema concreto.

El AF pretende esclarecer cuáles son las secuencias en que se da una conducta problemática y qué procesos de aprendizaje anteceden a la misma (las leyes de aprendizaje implicadas). En cada caso las respuestas que emite la persona (lo que hace, lo que piensa, cómo reacciona y cómo se siente física y emocionalmente) y que le generan malestar pueden variar, así como también varían los estímulos, personas o situaciones que generan esas respuestas o reacciones y las consecuencias que se derivan de todas esas respuestas. Este conjunto de estímulos antecedentes (A) - respuesta (R) - estímulos consecuentes (C) (Secuencias A-R-C) es lo que hará de cada caso único y lo que justifica intervenciones únicas y adaptadas a cada caso.
Para comprender el problema en su totalidad y diseñar una intervención verdaderamente adaptada al problema concreto hay que recurrir al AF y desgranar la conducta en sus elementos constituyentes (Antecedentes, Respuesta, Consecuentes):

Los Antecedentes son estímulos que desencadenan una respuesta de manera automática porque hemos asociado el estímulo a esa respuesta o bien porque hemos aprendido que si ante ciertos estímulos realizamos ciertas acciones, obtendremos ciertas consecuencias. Las consecuencias pueden ser positivas (Refuerzos) o negativas (Castigos) y en función de ello, optaremos por repetir la conducta (si esta se ve reforzada) o no repetirla (si sabemos que ésta ha sido castigada y aprendemos que podrá volver a serlo en el futuro).

Los Consecuentes de una conducta son, como la palabra indica, las consecuencias que se derivan de la emisión de la misma, y como acabamos de ser, pueden ser positivas (refuerzos) o negativas (castigos). Si una conducta se ve reforzada tenderá a repetirse y si se ve castigada, tenderá a extinguirse.
Del mismo modo que en el lenguaje, cada elemento cumple una función determinada en la construcción gramatical de la oración y ese papel viene precisamente determinado por las normas o leyes gramaticales, cuando se trata de la conducta, cualquier acción, pensamiento, emoción o reacción fisiológica, así como sus antecedentes y consecuentes, cumplen una función dentro de la secuencia de conducta y ese papel dependerá de los procesos de aprendizaje subyacentes a cada una de las conductas analizadas. Cuando hay un problema psicológico (problema comportamental), éste puede y debe ser analizado en las secuencias que lo componen. El psicólogo debe analizar todo esto para comprender ese estado de ánimo y poner medios para modificarlo. Para modificar conductas disfuncionales e instaurar conductas funcionales el psicólogo se sirve de las Técnicas de Modificación de Conducta, que están basadas en las mismas Leyes de Aprendizaje que subyacen a las secuencias. Estas técnicas han sido avaladas empíricamente a través de investigación de laboratorio y la decisión de aplicar unas técnicas u otras dependerá precisamente del Análisis Funcional del problema, es decir, de cuáles sean los antecedentes, las respuestas y los consecuentes concretos.

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